Es ya algo tarde… Había casi olvidado lo tranquilas que resultaban ser las madrugadas cuando uno está sólo… Mientras en general pareciera que las cosas más importantes sólo ocurren de día. Existe un momento en que el aire pareciese detener su agitación. Como si empezara el ordenamiento de todos sus átomos en un descanso inevitable y tan necesario para todo.
El silencio. La quietud de algunas horas que parecieran unirse y pertenecer solo a un momento, un instante que se extiende y parece interminable pero acogedor. Los pasos adquieren esa sonoridad casi desconocida ya por los habitantes diurnos. Las hojas de los libros avanzan, pesadas en su caída contra la tapa anterior. Y puedo volver y retomar cosas olvidadas en el transcurso del tiempo.
Una la sala. Algo grande para mi gusto, aloja esa tranquilidad fugaz que acompaña y que ni los susurros pueden entregar. Un lugar donde los relojes de péndulo resuenan en la tranquilidad de un salón vacío, en donde al parecer las sombras, entre luces tenues y puertas entornadas, juegan conmigo. Sueltas en la única parte del día en donde son realmente libres...
En donde somos realmente libres…
2 comentarios:
no ahi nada mejor qe la soledad i la tranquilidad ri :)
Envidio la perspectiva con la que ves las cosas en este momento.. hace ya años que no me detengo a pensar en las cosas que suceden a nuestro alrededor.. somon simples sombies atados a la rutina que no se dan un tiempo para pensar quienes somos.
Te felicito Richard, sabes que nos conocemos de años y en verdad no as perdido tu esencia.. espero reecontrarme con la mia.. creo que la deje olvidada entre los cajones viejos de mi pasado.. es hora de desempolvar momentos vividos.
Un amigo. »Rafa«
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