martes, 24 de marzo de 2009

"Querida Raquia" (por Milagros León Avila)‏

Querida Raquia:


Hoy el doctor Fernán nos dio permiso para salir un par de horas. Yo escogí la playa, sí, quería sentir otra vez esos cangrejos bajo mis pies y ensuciarme con la arena, ya sabes... Me gusta cuando se mete entre los dedos, las uñas y el cabello... Es rico!. Me puse tus sandalias moradas y un vestidito que me regaló Juan Diego, pero como el invierno ya quiere instalarse en lo más profundo de los días, me obligaron a ponerme una horrible bata blanca que hacía que los niños se alejen de mi. No sé si era por eso o por mis ojos que cada vez se alejan más de mi. Es cierto Raquia y tengo miedo, porque cada vez que voy a verme en el espejo que está junto a tu cama ya no puedo verme, creo que me estoy quedando ciega Raquia. Y la culpa la tiene ese amigo tuyo que tanto quieres, ese Juan Diego es tan testarudo que insistió en hacer un experimento con mis ojos, no le funcionó, no pudo sacarme las pupilas y quitarme esa esencia de locura que el doctor Fernán dice que guardo en los ojos desde que nací. Pero los niños sí que se asustaban Raquia y yo me puse triste. Y me metí al mar con la bata puesta, como lo hubiera hecho contigo, sí, y el doctor se molestó, me dijo que no volvería a salir hasta que se acabe el invierno y es cierto... Es que casi me muero, bueno eso dice él, yo al contrario sentía que me acercaba más hacia donde estas tú, sentía que volvía a escuchar tus canciones y que armabas otra vez tus versos para mi. Todo se puso verde y luego celeste almidonado, habían cristales redondos en mis ojos y Fernán dijo que eran burbujas, pero yo creía que eran planetas gigantes y jugaba a rebentarlos todos con la boca porque pensé que así encontraría tu planeta. No pude. Me sacaron muy pronto del mar y ya no recuerdo más, desperté sobre la arena, con mucha gente al rededor que me miraba raro y decían cosas que no podía entender. Mi paseo estaba perdido. Me llevaron cargando a la clínica y luego de la gritada del doctor fui directo a mi cuerpo a reposar. Pero no sabes Raquia, cuando me quité las medias traía arenita sucia entre los dedos y otro poco en los zapatos. Ya tengo con que jugar el resto del invierno.


Junio de 1988


ATT. Hidrocefálico.